Hoy dedicamos nuestro post a una de las prácticas más utilizadas en corte y confección. Customizar, o lo que es lo mismo, personalizar una prenda, es algo muy habitual sobre todo en personas interesadas en la moda. La palabra customizar, que es una adaptación española del verbo customizer en inglés, y es bastante reciente, no así la personalización de prendas, de donde han surgido modas y tendencias muy importantes. Veamos un ejemplo:
Un famoso lavado de tejano surgió inicialmente, como una industrialización del efecto “lejía” de los pantalones que los Skinhead se personalizaban por el método de sumergirlos en un cubo con agua y lejía.
Por descontado, otro clásico en las customizaciones es el añadido de parches en las cazadoras, pantalones, shorts y chaquetas, tachas, chapas, incluso dibujos con bolígrafo…
Personalizar una prenda adaptándola a una tendencia, o simplemente decorarla a nuestro gusto, no es solo divertido, es además un excelente ejercicio de creatividad que podemos ampliar con conocimientos de corte y confección. Más allá de añadidos, como pueden ser bordados, puntillas o pasamanerías, el corte también nos puede dar sorprendentes resultados (sobre todo en camisetas de algodón) la pintura también es un buen recurso y si además lo combinamos con tejidos a contraste los resultados pueden ser maravillosos.
Pongamos como ejemplo una tendencia actual, usar como decoración en las prendas partes de camisas (cuellos o mangas) como decoración en tops y vestidos. ¿Os atrevéis?