Están de vuelta los noventa y una de las tendencias más claras es la vuelta del workwear para chicos. Marcas como Carhartt o Dickies pasaron, en los ochenta y noventa, de ser ropa especializada, a ser consumidas como marcas de moda por un sector de público muy joven. Y era esta una de esas tendencias que surgieron de la calle, como también lo fue el Grunge. Después de casi diez años de ese estilo pseudo dandy, de chinos, chaquetas y camisas ajustadas, llenas de bordados, coderas (a veces bastante absurdas) y en definitiva el gusto por el Slim fit, llega como un esperado cambio el cómodo oversize. Chaquetas que recuerdan los uniformes de trabajo, como las que usan en gasolineras, amplísimos chinos incluso con la banda de contraste lateral, bordados imitando logos de empresas, camisas anchas con grandes bolsillos delanteros y lo mas sutil pero muy importante: los colores envejecidos, el famoso pigmento o aspecto vagabundo. Pero, como cada vez que una tendencia entra en escena, no es aceptada totalmente en el sentido comercial más que en parte, se introduce poco a poco. El workwear que ya está siendo aceptado por los mas jóvenes, se asoma con timidez (a veces solo con el efecto de color envejecido) en marcas como scalpers o el ganso, demasiado dependientes aún de un público acostumbrado al Slim fit.
Una de las mejores colecciones en este tipo de producto es la de Junya Watanabe para Carhartt.
Urban Outfitters también está apoyando con fuerza esta nueva tendencia, su público, veinteañeros en su mayoría, la están aceptando muy bien, tanto que han aumentado notablemente la compra de este tipo de prendas.
También las marcas de denim, como Diesel o G-Star están apostando por este estilo, aunque todavía muy comedidos en cuanto a volúmenes.
Entre la enorme oferta de chaquetas tipo Biker, Bomber, Okinawa, o tejanas, encontramos Loco jackets en el famoso azul china, incluso un modelo que recuerda al uniforme maoísta también en azul.